Fue así como, me percate de que… él no era precisamente como
un hermano para mi, si no que...
Yo no sabía que diantres era para mi, lo único que sabia es
que era el. El único que me despierta la pasión más baja. Y saber que hacia 15
años que lo conocía, y nunca había aprovechado todo eso. ¡Que tonta!
La siguiente cita, es absurdo decir cita... Ya que; siempre salíamos,
Tomábamos helado, Vimos cientos de películas, Nos veíamos diario. Como si fuéramos novios y hasta esta mendiga primera
cita vengo a enterarme, que nos comportábamos como novios, ¡carajo! …Pero que
sorpresa.
Ese día salimos, fue tan... Tan... Tan estúpido lo que hice.
Ambos sabíamos que no éramos novios. Pero no se exactamente que paso por mi
diminuto cerebro de gusano en ese momento, pero en ese momento sentí una sensación
así como... Celos…Me dije: ¿acaso eres estúpida? si antes de todo esto yo le presentaba
a las chicas guapetonas.
Después de tragarme los celos. Nos dirigimos a comer, entre
risas, de las que solo él tiene. Enamoran. Besos que no solo daban ternura, si no
que provocan cierta excitación. Se dio algo... Si ese algo que no puedes pronunciar
sin que te señalen de una persona impura. Relaciones sexuales. O como se
escucha más bonito hacer el amor. Es, fue y será, la experiencia que no se
olvida.
A pesar de todas las buenas sensaciones que tenia.
Precisamente en ese momento recordé algo. ¡Upz!. El saber que le decía a mi
novio “te amo”. El entregarme así, tal vez por una aventura cualquiera. ¿No,
no, no? O ¿si?. No se… pero hasta ahora no me siento mal por eso, si el placer,
siempre vale la pena.
Además la culpa la tenia el, quien lo manda. A andarme
sonriendo, si no se va a casar con migo. Que acaso no notaba que, me apendeja; Con
sus ojos soñadores que me hacían soñar, sus labios carnosos y llenos de pasión.
Sus manos siempre frías que estremecían mi cuerpo. Ese no sé que, que lograba la
infidelidad.
En fin si sigo con recordando, todos esos días junto a él,
llorare.
Y pensar que aquellos
días mis suspiros eran de alegría. Que me alegraba y llenaba de paz el solo
escuchar su voz, tras el teléfono.